Ruta 7: Argentona - Dosrius - Òrrius - Cabrera de Mar

1. SANTUARIO DEL CORREDOR



 

2. POU DE GLAÇ
 

 

3. COLINA DELS CÈLLECS

 

4. LAS FUENTES DE ARGENTONA

5. MUSEU DEL CÀNTIR (botijo)
 

 

 

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MUSEO DEL CÁNTARO

Este museo es único en el mundo en su especialidad, aunque podemos encontrar dos colecciones de cántaros privadas abiertas al público: el Museo del Botijo ​​de Villena (Alicante) y el de Toral de los Guzmanes (León).








Las colecciones del Museu del Càntir de Argentona están formadas por más de cuatro mil ejemplares que van de la Edad de Bronce a Picasso, pasando por grandes colecciones de cerámica de bóveda de los siglos XIV al XVIII, numerosos ejemplares del siglo XIX y el grosor de la colección, formado por barro popular y tradicional de todo el siglo XX.

Su procedencia es muy diversa, pero sobre todo se centra en Cataluña y España, aunque en los últimos años han ingresado numerosos ejemplares de otros países, como Portugal, Francia, Italia, Marruecos, México y Perú, entre muchos otros.

 
 
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LA LEYENDA DE LOS REPICATRUGES

La Juliana parece que fue también la protagonista de un hecho que dio lugar al mote con el que se conoce a los arentonins:

Cuenta la leyenda que se encontraban reunidas las autoridades eclesiásticas y civiles con una numerosa bandada de feligreses en la plaza de la Iglesia, esperaban la llegada del obispo que venía de la vecina ciudad de Mataró para hacer la visita pastoral a la parroquia. Para saber el momento en que éste entraba en el término de la población, se había convenido con el campanero que desde la atalaya de campanario, cuando viera la polvareda de la carroza, señal de llegada de la ilustre personalidad, lanzara las campanas al vuelo.
 

 así lo hizo, el campanero así que vio la nube de polvo que levantaba el vehículo pasando más o menos a la altura de la capilla del Santo Cristo, se apoyó en las cuerdas de las campanas, y empezó a repicar.

Las autoridades y los vecinos se dirigieron hacia el Cap de Creus a rendir homenaje al Prelado, pero resultó ser un carro que llevaba un par de cerdas camino del mercado de Granollers!

Repicatruges

6. CASTILLO DE BURRIAC

 

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CASTILLO DE BURRIAC

La montaña de Burriac, con los escombros de su castillo en la cima, configura, junto con el Montcabrer, el inconfundible paisaje del pueblo de Cabrera. Su altura (401 m) y emplazamiento lo hacen un punto inmejorable de vigilancia y control de un extenso territorio, con un dominio visual sobre el valle de Cabrera y buena parte de la comarca del Maresme, así como de la riera de Argentona y el coll de Parpers, importante vía de comunicación entre la costa y el interior. Por ello, ya los iberos y luego los romanos utilizaron su cima como lugar de vigilancia.

La torre y los muros que hoy encontramos son los restos del castillo medieval, conocido primero con el nombre de castillo de Sant Vicenç y, después, con el de Castillo de Burriac. Es un magnífico ejemplo de castillo roquero, es decir, un castillo construido en una roca, en la cima de un peñasco.

El señor del castillo de Burriac, Pere Joan Ferrer, no solía vivir ahí, ya que prefería las comodidades del castillo de Vilassar, más importante y situado dentro de una población. En ausencia del señor, era el llamado «castlà» quien vivía en el castillo y lo administraba en su nombre. Pero en el siglo XV el señor del castillo decidió instalarse, y lo reformó ampliándolo y dándole un uso más residencial, con la apertura de ventanales y salas más diáfanas.

El castillo tiene dos recintos principales: el recinto soberano (superior) y el recinto «jussà» (inferior). Forman dos líneas de defensa de manera que, si el recinto inferior fuera conquistado por el enemigo, aún se podría resistir dentro del recinto superior.

Dentro del castillo podemos distinguir diversos ámbitos, según su función:

  • Torre del homenaje: era la parte más importante del castillo y la más visible. Se llama así porque es allí donde tenía lugar la ceremonia del homenaje, ceremonia solemne con que un hombre reconoce que es el vasallo de un señor y le promete fidelidad a cambio de un feudo.
  • Patio de armas.
  • Capilla.
  • Cámaras: eran las habitaciones donde vivían los señores feudales.
  • Cisterna: para proveerse de agua, los habitantes del castillo tenían que recoger el agua de lluvia o ir a buscarla en las fuentes situadas en el valle. En caso de asedio, los habitantes del término se refugiaban en el castillo, y por eso era muy importante tener una buena reserva de agua potable. La cisterna grande está situada al recinto inferior y hay otra de más pequeña en el recinto soberano, junto a la torre del homenaje. En tiempos modernos, la imaginación popular ha interpretado los restos de estas cisternas como mazmorras para los condenados.
  • Almacenes y cuadros: igual que en el caso del agua, el castillo tenía que estar proveído de alimentos para resistir un largo asedio, y quizás esta función es la que tendrían los aposentos situados al bastión norte. También en este ámbito, junto a la puerta de entrada, habría las cuadras de los caballos.
  • Bastión sud.
 

7. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE CAN MODOLELL 

 

¿SABES QUÉ?

Durante el Festival Laietania, los municipios de la comarca programan visitas guiadas y teatralizadas para aprender más cosas sobre nuestros antepasados. ¿Me acompañas? 

ENIGMA
¿Sabes quién era el dios Mitra?
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YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE CAN MODOLELL

Can Modolell, el antiguo Can Lledó, es una masía situada al norte de Cabrera, en el camino de can Segarra. En sus tierras, cerca del cortijo, hay el yacimiento donde se han descubierto vestigios que van desde la época ibérica hasta la baja edad mediana. Los restos más relevantes del conjunto son, pero, las estructuras del que podría haber sido un templo pagano dedicado al dios persa Mitra.
Precisamente, la datación dentro de la segunda mitad del siglo I dC de una de las árulas (altar) dedicadas a Kautes, da la datación más antigua para un testigo de culto mitraico dentro de la península Ibérica.

Los hallazgos más antiguos del yacimiento consisten en cerámicas residuales (siglos IV a I aC) pertenecientes a la etapa ibérica. A partir de aquí, se establece una primera fase constructiva que iría del 50 aC hasta la época de Augusto. La segunda correspondería a la época de Claudio, la tercera al Bajo Imperio (finales del siglo II o inicios del III) y la cuarta a una fase tardoantigua (segunda mitad avanzada del siglo V o a principios del siglo VI). Finalmente, se establece una fase medieval con tres entierros en cistas y, todavía posteriores a ellos, un conjunto de quince fosas datadas en el siglo XII, así como paredes que podrían pertenecer al templo de San Juan.




 

Dado que parte del yacimiento todavía está pendiente de excavar, sigue en pie la discusión sobre cuál habría sido su función. En un primer momento, se pensó que se trataba de una villa romana, habiendo la posibilidad que también pudiera haber un templo pagano. Con los hallazgos sucesivos de elementos de culto, especialmente al dios solar Mitra, fue tomando cuerpo la idea que se trataba de un mitreo. Las últimas excavaciones hechas el 2011, parecen descartar de momento que este santuario esté asociado a una villa. Parece claro que el santuario no era sólo a Mitra, puesto que también se han encontrado dedicaciones en otras divinidades, quizás asociadas a él o quizás independientes: Neptuno, quizás un silvano y una diosa del panteón romano.

La asimilación cristiana de este santuario pagano con el culto a San Juan es altamente probable, a pesar de que no ha sido comprobado. El culto al sol, Mitra, habría quedado encubierto por la advocación al santo del solsticio de verano y de la celebración del fuego: San Juan.

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LA MASIA

Fecha del siglo XVI-XVII y tiene los habituales tres cuerpos, con elementos arquitectónicos góticos, renacentistas y neoclásicos. El cortijo perteneció a los Lladó desde el siglo XVI, pero actualmente es propiedad de la familia Modolell. Parece que en el siglo XI la masía se denominaba de San Juan, dado que enfrente hay los restos que podrían pertenecer en la iglesia dedicada a San Juan Baptista.