El Frente y la Retaguardia
El Frente y la Retaguardia
Este itinerario recorre los lugares y edificios más emblemáticos que tuvieron relación con la retaguardia y el frente en El Maresme. A lo largo del mismo se localizan algunas de las fábricas de Mataró donde se producía material de guerra y también el Colegio de los Salesianos, que se convirtió en el hospital de las Brigadas Internacionales. En otros lugares como, por ejemplo, en la iglesia de Sant Vicenç de Montalt, podemos observar aún hoy un proyectil en la fachada, que fue lanzado durante los combates contra las tropas italianas a finales del conflicto. Además, el recorrido también nos permite visitar el importante refugio antiaéreo de Calella o conocer las minas de Malgrat de Mar, que fueron utilizadas como polvorín.
Muchos refugios fueron construidos por la propia población civil, siguiendo las instrucciones de la Junta de Defensa Pasiva de Cataluña, que indicaba cómo se tenían que construir los refugios antiaéreos y las pautas de comportamiento de la población ante un bombardeo aéreo.
Contexto histórico
Las localidades de la comarca de El Maresme permanecieron en la retaguardia durante casi toda la guerra, pero, aun así, tuvieron un papel destacado en el conflicto. De hecho, la guarnición militar que había en Mataró, el Regimiento de Artillería Ligera n.º 8, se sublevó y formó parte del golpe militar, a pesar de que su suerte fue de la mano del fracaso de la sublevación en Cataluña. La revolución de los primeros días comportó también la quema de algunos edificios eclesiásticos en varias localidades de El Maresme. Con el inicio del conflicto, muchos milicianos de la comarca participaron en los diferentes escenarios de lucha, como, por ejemplo, en la operación sobre las Baleares y especialmente en el Frente de Aragón. Posteriormente, con la creación del Ejército Popular de la República, muchos hombres de las distintas poblaciones de El Maresme fueron llamados a filas y participaron en la defensa de otros frentes, como el del Segre o el del Ebro.
En las localidades de El Maresme, situadas en la retaguardia, se habilitaron hospitales y centros de acogida de refugiados, y algunas fábricas modificaron su producción para adaptarla a las necesidades de la guerra. Igual que otras poblaciones de Cataluña, los municipios de la comarca sufrieron bombardeos aéreos, lo que llevó a la construcción de refugios antiaéreos para poder proteger a la población.